| Por El Obispo Oscar Cantú

El Evangelio de la Alegría y la Misión

Honrando al Pontífice Que Construyó Puentes

Homilía del Obispo Oscar Cantú en la Misa en Memoria del Papa Francisco en la Diócesis de San José en la Basílica Catedral de San José, el 29 de abril de 2025. La homilía original fue editada por razones de longitud y estilo.

Apenas unas semanas después de la pandemia, el Papa Francisco caminó solo bajo la lluvia torrencial por la Plaza de San Pedro ese domingo por la tarde para orar por el mundo. La Plaza de San Pedro, habitualmente repleta de decenas de miles de personas, no albergaba ni un alma: solo este anciano argentino vestido de blanco, que caminaba lentamente y cojeaba. El mundo entero, católico o no, cristiano o no, estaba pegado a la pantalla, porque todos sentían la necesidad de un intercesor, alguien que orara por nosotros, alguien que orara por el mundo. Y así fue. Rezó ante ese crucifijo milagroso y pasó un tiempo en oración ante el Santísimo Sacramento, intercediendo por el mundo.

Eso es lo que hace el papa. Reza. Intercede ante Dios por el mundo. Uno de sus títulos, pontífice, se refiere a su función como puente entre la humanidad y Dios, un puente entre los miembros de la familia humana. El Papa Francisco construía puentes ese día: puentes de oración, puentes de fe, puentes de humanidad.

La Sonrisa del Evangelio

No sé si alguna vez vieron fotos del Papa Francisco cuando era arzobispo de Buenos Aires, pero rara vez vi una foto suya sonriendo. Como Papa, rara vez vi una foto suya sin sonreír. Sabía que necesitaba cambiar, que el mundo necesitaba un mensaje de esperanza: el Evangelio que moldea nuestra vida, el Cristo que transforma nuestra vida, es un encuentro de alegría. No solo necesitaba escribir y hablar de ello; necesitaba mostrárnoslo con su propio ejemplo. Y lo hizo.

Yendo a los Márgenes

Él centró la atención del mundo en quienes viven al margen de la sociedad. Nos alertó a todos sobre la “globalización de la indiferencia.”  Quizás, al reflexionar sobre la multitud de problemas que aquejan al mundo, nos resulta abrumador: decimos, No tengo tiempo, no tengo energía para preocuparme, y seguimos adelante. El Papa Francisco nos enseñó a detenernos y reflexionar sobre esta realidad.

Cuidando Nuestra Casa Común

Nos hizo un llamado a todos —no solo a la Iglesia, ni solo a los políticos— a cuidar la casa común que Dios nos ha dado. De hecho, ese fue el primer mandato que Dios dio a la humanidad: cultivar la tierra; cuidarla. Nos recordó que el cuidado de la Tierra a menudo está relacionado con el cuidado de los marginados, porque la degradación ambiental afecta principalmente a los pobres, obligándolos a migrar y a perder sus medios de vida.

Desde el Corazón de Cristo: Devoción y Misión

Un documento mucho menos conocido que el Papa Francisco dejó al mundo hace apenas unos meses es el Dilexit nos, “Él nos amó,” en el que promueve la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Hacia el final de Dilexit nos, nos recuerda que el amor no puede ser amor si no está conectado con la misión. En el Evangelio de hoy, Jesús le pregunta a Pedro, "¿Me amas? ... Apacienta mis ovejas" (Juan 21,15-17). La misión, dice el Papa Francisco, “entendida desde la perspectiva de la irradiación del amor del Corazón de Cristo, exige misioneros enamorados, que se dejan cautivar todavía por Cristo y que inevitablemente transmiten ese amor que les ha cambiado la vida” (n. 209).

La vida de Pedro se transformó por completo; quedó al revés. Tuvo que dejar atrás su barca, sus redes e incluso a su familia. Malinterpretó a Jesús muchas veces y a menudo cometió errores, pero al final, su vida se transformó.

El Papa Francisco cita a Dante Alighieri para expresar la lógica de este amor: “Cada vez que la elogio cual presea, amor me hace sentir con tal dulzura, que, de obrar con sutil desenvoltura, enamorara de ella a toda gente.”

¡Enamórate! Eso hizo Pedro: se enamoró del Amor mismo. Jesús no solo llamó a Pedro, sino también al Papa Francisco, y Jesús nos llama a ti y a mí.

El Papa Francisco continua, “Jesús te envía a derramar el bien y te impulsa por dentro. Para eso te llama con una vocación de servicio: harás el bien como médico, como madre, como docente, como sacerdote. Donde sea podrás sentir que él te llama y te envía a vivir esa misión en la tierra. Él mismo nos dice: ‘Yo los envío’” (n. 215).  Participar en la misión de la Iglesia es una extensión de nuestra amistad amorosa con Cristo.

“¿Me amas?”— Nuestro Llamado de Hoy

El Papa Francisco conecta claramente el Dilexit nos con sus encíclicas sociales. “Lo expresado en este documento nos permite descubrir que lo escrito en las encíclicas sociales Laudato si’ y Fratelli tutti no es ajeno a nuestro encuentro con el amor de Jesucristo, ya que bebiendo de ese amor nos volvemos capaces de tejer lazos fraternos, de reconocer la dignidad de cada ser humano y de cuidar juntos nuestra casa común” (n. 217).

Pedro, ¿me amas? Francisco, ¿me amas? Óscar, ¿me amas? ¿Y tú? ¿Me amas?

Hermanos y hermanas, el Papa Francisco nos llama no solo a admirarlo a él y su obra, sino a dejar que el corazón de Cristo transforme nuestras vidas y a extender ese amor a la humanidad.